A punto, por favor.

¿Por qué te cobran cubierto? ¿Será porque esta acción pérfida incluye a la propina? Sabemos que no es así, pero igualmente eso no responde ni asiste a socavar mi perplejidad de por qué te cobran cubierto ¿Será porque alguien más los lava cada vez que los usamos? Menos mal, pero ¿lo amerita? No el lavaje, sino el costo del mismo ¿O tal vez es por las harinas que te traen junto con el tridente, la faca y el cucharón, o por los minúsculos e insignificantes grisines? Esos maltitos pero sápidos pedazos de placer seco.
No hace falta hacer un monólogo del tema cubiertos. Creo que no lo glorifica, pero el tema enfurece y merece al menos unos renglones de ira. Diez y siete son más que suficientes.
Supongamos, yo voy a comer a un lugar y calculo exactamente lo que engullo y bebo. A ese cómputo le agrego un diezmo reservado para la feliz e inoperante mesera. Pero éte aquí el conflicto. Toda mi prominencia de valores pasivos cae a un acantilado al percatarme que los cubiertos han venido a cobrarse su parte. Ese arbitrario arancel que no se merecen, tal vez el tenedor sí, pero el cuchillo de ninguna manera. Pues bien, si comí sólo pastas y dejé dos panes en la mesa, ¿eso no me hace merecedor de al menos, algún tipo de descuento en esta abismal suma de dinero?
Maldigo al cubierto que gran amparo nos ofrece, pero que abusa de su melancólica exclusividad.
Me pase de lo estipulado. Espero no agobiarnos, condescendencia, reconozco que no está bueno percibir contenidos más iva. Perversa y dilatada lengua española.

3 comentarios:

El acumulador dijo...

La panera con la mantequita no tienen precio.

Feliz cumple!!!

Descartes dijo...

Sofía, muy lindo lo que decís, pero tuve que buscar como tres palabras en el diccionario. Hablale a la gente! Jaja!

Anónimo dijo...

No está bueno que tardes tanto en volver a postear. Lindo blog!

Juani