Pedazo de mi corazón.

Llegó esa noche que tanto esperaban. Ebrios de hiervas maceradas en alcohol, azúcar, colorante y coca cola, comienzan el eterno histeriqueo. Te invita a su casa. Le decís que si. Te ofrece un café. Le decís que si. Te invita a conocer su cuarto. Le decís que si. Te invita a que leas su blog. Le decís que si.
Después de un hora y treinta tres minutos de pequeños avances que no hacen más que retrazar aquel acto impune y espasmódico con el que van a concretar esa entusiasta noche de luna menguante, por fin la concluyen a todo jolgorio. Finalmente, él la pone.
Acto seguido, vos te vas a descansar sin percatarte que los revestimientos de las almohadas de tu conquista son de color bergamota. Al comenzar un nuevo día, tus ojos advierten sobre tu inherente almohada un líquido incoloro proveniente de tu cavidad bucal. Rotás la susodicha unos 180º horrorizada deseando que tu enamorado no haya descubierto aquel fluido transparente producido por tus glándulas exocrinas. Por desdicha, del lado contrario también observás una aureola homogénea al macabro contratiempo inicial ¿Será que en el medio de la noche, y ya ahogada en mi propio ph, habré girado el cojín? No lo recuerdo. Maldita memoria la mía. Y maldito aquel que vuelva a nombrar este sustancial incidente que para quien les habla, no está bueno.

4 comentarios:

El acumulador dijo...

Ojo, por ahi lo que encontraste del otro lado del cojin no sea tu propio ph, más teniendo en cuenta la actividad que tuvieron solo unas horas antes. Lo pensaste?

Chochi dijo...

Un asco!!! sólo una mente macabra podría pensar esas cosas tan pero tan...
Sí, lo tuve en cuenta. Gracias por hacermelo pensar otra vez. Igualmente era baba... te juro por dios que era baba!!!

Anónimo dijo...

Considero que son dos cochinos.. pero como sea.. QUE VIVA EL AMORRR!! o.. lo que DE!

Muy bueno chochiBLOG!

alessandro tambuzzi dijo...

babosos