Cómo es que una remera de morondanga llegó a costar arriba de cien pepas? Cuándo fue que se acrecentó todo tan de golpe? Y por qué mi precario y mulato sueldo (mitad blanco, mitad negro) sigue tal cual? Indigno y sedentario. Tranquilo.
Preguntas varias para este clima donde todo crece, menos mi valor.
Si renuncio, no me alcanza. Si me quedo, no me alcanza. Si me quejo, me piden que renuncie. Y así volvemos al circulo vicioso, donde nada me alcanza.
Ya está. Me voy a España a almacenar euros. Listo. Aunque pensándolo bien, primero tengo que recolectar pesos para el pasaje. Y ahí, se. Me voy a España a apiñarla con pala. Pero no tengo pasaporte. Tengo que juntar entonces para los pasajes y el pasaporte. Y ahí, olvidate. Me voy a España a hacerme la América. Pero también necesito Visa. Tengo que acumular para los pasajes, el pasaporte y la Visa. Y ahí, si. Posta que me voy a España a hacer papota. Mucha papota, para después volver y comprarme muchas remeras de morondanga. Mi plan es perfecto. Soy una genia.
2 comentarios:
No digas nada, pero parece que la posta es el chino mandarín.
Hagas lo que hagas, nunca dejes de escribir.
Te banco en todo lo que emprendas.
La papota nunca es buena zanahoria. Me salió esa frase en un paquete de Kesbun.
España es un gran destino si las ganas de uno son, fundamentalmente, ir a España. Lo mismo que Mar del Plata. Lo mismo que la casa de Irma.
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