Me cansé de escribir. Esa es mi mejor excusa para este largo período de abstinencia literaria. La realidad es que no encuentro una inspiración que me incite a redactar cosas grandiosas. No es que antes haya sabido concebir obras exorbitantes, pero sí lo suficientemente vehementes para agasajar a mi pequeño intelecto oculto tras mi melena color café. Es tiempo de replantearle a mis extremos índices, exhaustos de tipear como secretaria agraciada pero carente de perspicacia, el rumbo de nuestra relación. Quizá necesitamos vacaciones para reforzar nuestro trío o para entender, de una vez por todas, que el fuego se apagó. Que la llama de la pasión nunca fue tal. Que las velas dejaron de arder para nosotros. Mis queridos dedos. Esto no está bueno ni para ustedes ni para mi. Necesito un tiempo para no pensar.
Un espacio pensado para aquellas reflexiones elocuentes que suenan tan bien como la palabra elocuente.
Rompí con mis dedos.
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2 comentarios:
Pongo las manos en el fuego por tus dedos, son buena gente no se merecen ser abandonados. Te pido que lo reconsideres, todavia tienen mucho por escribir.
Me sumo a la causa.
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