Lo que importa es eso que llevamos dentro.

Hace una semana, dos, me propuse verme increíble. Empezar el gimnasio, salir a correr, comer sano, bajar kilos. Claro que estas ansias de superación y autosatisfacción se vieron interrumpidas por la clásica cervecita helada, dos, con algunos puñados de maní, palitos, papitas o lo que de. Y como ya estaba a lunes, me formulé posponer mi atractivo encubierto e hipotético unos días más. Pero vino el finde, ese mal necesario creado por un grupo de capitalistas deseosos de ganancias que buscaron encubrir las relaciones de explotación con días, dos, de entretenimiento y ocio, para así, distraer y animar a una masas atestada de neuronas carbonizadas. Cuestión. Llegó en fin de y con él, las cervecitas, los palitos, las papitas y el maní. Y chau belleza. Hola mamona. Panza hinchada, corazón contento. Bienvenido el lunes, bienvenidas las nauseas pos brindis. Se prende la tele al son de “buenos días remolones”, y una nueva propuesta se hace presente. Dejar el alcohol y verme increíble. Empezar el gimnasio, salir a correr, comer sano, bajar kilos. Por fin, estoy decidida. Hoy más que nunca me voy a esforzar para verme increíble. Esto hay que celebrarlo. Dish.

1 comentario:

Feffo dijo...

Eso de verse es verso.
Me parece que tu problema radica en la palabra "increíble". La propuesta debería ser "verse creíble".
La fe mueve montañas...
Tengan cuidado con el DOS.
Beso.