El verano me encuentra, sólo si quiero.

Vacaciones. Esa época donde miles de personas huyen de la ciudad, y de todo lo que la conforma y le da vida, hacia la tan ansiada costa atlántica en busca de libertad, paz, descanso, armonía, relax y playa. Miles van a en micro y miles en auto. Miles toman la ruta 2, la 11 y arriban a su destino. Miles frenan antes, en busca de esas facturas que alguien nos hizo creer son las mejores del mundo.
Miles llegan, por fin, dejan todo, y se van directo a la playa, a tocar la arena para inaugurar lo que ellos llaman libertad, paz, descanso, armonía, playa, relax o bien, vacaciones. Miles clavan la sombrillita en la arena, y se disponen a disfrutar del sol a espera de esa anhelada libertad, paz, descanso, armonía, playa y relax. Miles compran el diario para leer un poco de lo que, en breve, no les importará tanto, porque están en la costa, en la playa, con sol, a punto de comenzar a vivir en paz, descansados, en armonía, relajados y en libertad. Pues bien. Mientras estos miles están así, o esperan estarlo, unos pocos apenas nos quedamos en una ciudad, solos. Es que ahora, las calles, los shoppings, los cines, los bares, y los Palermo exclusive, están vacíos. Grafico. Uno podría meditar, a metros de la acera, qué almorzar sin miedo a ser arrollado por un delivery ávido de entregar ese cheque súper urgente por depositar; o bien, como conductor autorizado, uno podría dejarse llevar por unas curvas caribeñas sin temor a que un transeúnte, ansioso por no pasarse de sus 50 minutos de almuerzo, se arroje delante del parabrisas. Todo está más lento. Hay más tiempo. Incluso el día dura mucho más, a tal punto que cenamos, almorzamos y desayunamos con sol. La cuidad ya no se mueve tanto. Entonces. Por la módica suma de 7 horas desperdiciadas de trabajo vs. 7 horas buscando un lugar para ir a cenar o para ir a tomar algo o para estacionar, haciendo la cola en el supermercado o en la heladería, esperando al único bus que nos lleva al centro, o intentando movernos ¿Qué conviene más? Conclusión. A 400 km del congreso algo no está tan bueno como se supone que debería estarlo. Es que la ciudad, una vez al año, está en ese punto justo de cocción lista para ser saboreada por unos pocos afortunados que en verano, estamos en paz, en armonía, descansados, con sol, en libertad y relajados, muy. Se agradece.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Igual te digo: no está bueno el calor. Grandioso sería que la ciudad se vaciara así en pleno invierno. Ahí sí te compro la libertad, paz, descanso, armonía y relax.

El acumulador dijo...

Estés donde estés, Carrier te encuentra.

elRober dijo...

Sentir cómo te corren las gotitas de transpiración por el cuerpo, mientras viajás en un colmado vagón de subte, no está bueno.
Bueno, está bueno "No está bueno".